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La Vida es como la matemática. Tiene una parte básica y una profunda. No se puede llegar a la profunda si no dominamos lo básico.
Muchas personas viven la vida modificando las cifras de su vida esperando mantener el resultado sin alterar. Eso no es posible.
Dios le dio a Abraham estas gloriosas promesas: Veamos estas promesas como si fuera una sencilla operación se suma:
“Haré de ti una nación grande y te bendeciré; +
haré famoso tu nombre, y serás una bendición.
Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan;
Total: ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!»
Abraham tenía que vivir de acuerdo a las promesas dadas por Dios. De otra manera el resultado final se desvirtuaría.
Lo mismo encontramos en las promesas de Dios a Josué al entrar en la tierra prometida:
“Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Josué.1:6-7
El Desafío de Dios para nosotros es vivir día a día alineados al propósito de Dios. Si alteramos las cifras de nuestra parte se alterará el resultado final.