
1 JUAN 3.17
León Tolstoi, el gran escritor ruso, cuenta sobre una ocasión en que caminaba por una calle y pasó un mendigo. Tolstoi buscó en su bolsillo para darle al mendigo una moneda; pero el bolsillo estaba vacío. Se volvió al hombre y le dijo: «Perdona, hermano, pero no tengo nada que darte».
Al mendigo se le iluminó el rostro y le respondió: «Me has dado más de lo que te pedí: Me has llamado hermano».
Para el amado, una palabra de afecto es un bocado, pero para el hambriento de amor, una palabra de afecto puede ser un festín.
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